NOTAS AL PROGRAMA DEL CONCIERTO DE SANTA CECILIA DE 2015 DE LA BANDA DE MÚSICA
MANUEL CARRASCOSA GARCÍA (1911-1997) – Algo Muydiferente (Pd) (1987)
Pasodoble escrito por el compositor nacido en Buñol y autor de innumerables pasodobles para banda. El maestro residió un largo número de años en Villena, por lo que estuvo en contacto con las fiestas de estas comarcas. En esta pieza el título es fiel reflejo del estilo del pasodoble, muy original, novedoso y de cierta dificultad técnica e interpretativa. Esta obra consiguió el Primer Premio en el Concurso Nacional de Pasodobles de Alicante “ Fogueres de Sant Joan” en el año 1987.
JOHN MACKEY (1973) – Strange Humors (2006)
Encargado por la Asociación Americana Bandmasters. Su estreno se realizó el 1 de marzo de 2006, interpretada por la Baylor University Wind Ensemble, dirigida por Richard Floyd a quien está dedicada la pieza. “Humores extraños” representa una fusión de culturas musicales – las melodías modales y los ritmos sincopados de la música de Oriente Medio con el acompañamiento de percusión de tambores africanos.
En el corazón de la obra se encuentra el ritmo del djembe, un tambor con forma de reloj de arena que se toca con las manos, y que es una parte importante de las costumbres de los países de África occidental, como Malí y Guinea, donde los conjuntos djembe acompañan muchas celebraciones tradicionales de la sociedad.
La pieza se abre con una sensual frase del Corno Inglés, una línea con influencia del modo frigio que representa las melodías “típicas” de las partes más noreste del continente africano – sobre todo Egipto, y también partes de la península Arábiga. Más tarde, los saxofones emulan las líneas serpenteantes del corno Inglés. La intervención de los metales y percusión auxiliar a la original orquestación crea un especial ambiente en la sección central de la pieza, y la intervención del djembe combinado con los ritmos peculiares ofrecen una impresión que perdura en la mente del oyente mucho tiempo después de su conclusión.
ALFRED REED (1921-2005) – Danzas Armenias (1972)
Alfred Reed nació en la isla de Manhattan en Nueva York, el 25 de Enero de 1921. Con 10 años de edad, comenzó sus estudios musicales en la especialidad de trompeta. A los pocos años sus intereses cambiaron de orientación hacia la composición musical y dirección especialmente de grupos de vientos o “banda” tal como las conocemos hoy en día.
A la edad de 84 años, el 17 de septiembre de 2005 y tras una corta enfermedad, Alfred Reed falleció mientras tarareaba una de sus últimas composiciones.
Tras de sí deja una estela de excepcionales obras y composiciones musicales exclusivas para banda, y que le han convertido en uno de los compositores más destacados de este tipo de música.
En sus Danzas Armenias, Alfred Reed ha capturado muchos de los estilos de música tradicional y bailes populares de la cultura Armenia.
Las dos piezas abarcan una sinfonía integral. Melodías recogidas por A.Reed y que engarza en esta gran Sinfonía, en la que dibujó sus inspiraciones sobre la colección extensa de Gomidas Vartabed (1869 – 1935).
Esta obra está compuesta por dos suites, comúnmente conocidas como “Armenian Dances I” y “Armenian Dances II”.
La Parte I de las danzas, que interpretamos en este concierto, fue terminada en 1972, y se basa en cinco auténticas músicas folclóricas armenias, rescatadas de la extensa colección de Gomidas Vartabed.
Se ha acreditado a Gomidas como el fundador de la música clásica Armenia, y destaca su trabajo a base de preservar la documentación sobre cuatro mil canciones populares del país.
La obertura “Tziran Tzar” (El Albaricoquero) es una canción sentimental con un principio declamatorio, y formada por tres melodías entrelazadas. “Alagyaz” es el nombre de una montaña en Armenia representada por una canción popular muy querida y que se compuso para ser tan majestuosa como la montaña en sí misma. Finaliza con una danza llamada “Gna,Gna” (Vamos! Vamos!) con un tempo siempre en aceleración para terminar estrepitosamente.
JOHAN DE MEIJ (1953) – Extreme Make Over (2005)
El nombre de la pieza hace referencia a la deconstrucción musical que el compositor transforma en una serie de metamorfosis musicales basadas en un tema del bien conocido Andante Cantabile de Peter Ilyich Tchaikovsky (el segundo movimiento de su cuarteto de cuerda Nº 1 en re, Op. 11, escrito en 1871). “Nunca en mi vida me he sentido tan halagado, nunca he estado tan orgulloso de mis poderes creativos como cuando Leon Tolstoi se sentó en la silla próxima a la mía escuchando mi Andante, y las lágrimas corrieron por sus mejillas,” escribió el compositor en el invierno de 1876, con ocasión de un concierto especial organizado por Tolstoi en el Conservatorio de Moscú. Tchaikovski arregló este movimiento para violonchelo y orquesta.
El tema principal del Andante Cantabile se basa en una canción folclórica rusa. En Extreme Make-over este tema se presenta en su forma original por un cuarteto de Saxofones que consta de dos Saxofones Altos, Saxofón Tenor y Saxofón Barítono. En la repetición de los temas, oboes y fagotes se unen al cuarteto, mientras clarinetes y vibráfono se añaden casi inaudiblemente junto con los solistas y alargan cada nota de la melodía, como si el pedal de resonancia de un piano hubiera sido presionado.
La primera metamorfosis emana de un solo sonido, al cual se añaden los dos sonidos sucesivos del tema en un efecto acampanado como acordes. La incorporación de intervalos de segunda descendentes dan como resultado un efecto sonoro completamente nuevo, completándose así la primera metamorfosis.
Anticipando el tema canónico del final, un solo de timbales forma la transición hacia la siguiente sección (Alla marcia). Este movimiento se compone en un robusto estilo neoclásico y está salpicada de citas, incluyendo fragmentos de Tchaikovsky de cuarta y sexta sinfonías y la obertura fantasía Romeo y Julieta.
El movimiento siguiente cuenta con un grupo instrumental bastante poco convencional: diez botellas afinadas, interpretadas por miembros de la sección de viento-madera. Este grupo proporciona eventualmente el acompañamiento de un gran “solo de Marimba”, el cual poco a poco va produciendo a una especie de efecto gamelan. En la composición de las botellas afinadas se ha aplicado la técnica de “hoketus”: cada voz produce una sola nota de la melodía o del acorde.
Este frágil movimiento se une perfectamente al final, mediante un tratamiento canónico del tema que se presenta velozmente a través de cada grupo instrumental, que nos lleva a una conclusión festiva.
ARTURO MÁRQUEZ (1950) – Danza del Fuego Nuevo (1999)
La última noche de cada cincuenta y dos años, los sacerdotes mexicas observaban en lo alto del cielo el momento en que las estrellas que ahora conocemos como las Pléyades se acercaban al punto más alto de la bóveda celeste. Si se detenían en su carrera, sobrevendría el final de una era con la consecuente destrucción del quinto Sol. Si se cruzaban del otro lado de ese punto, se encendía en lo alto del Huixachtépetl (El Cerro de la Estrella) un fuego nuevo que se irradiaría por los cuatro rumbos del Universo para iniciar un nuevo periodo de tiempo.
Evocando esa antigua costumbre e influenciado por los ritmos afroantillanos, Arturo Márquez compuso en 1999, para celebrar el advenimiento del año 2000, la Conga de Fuego Nuevo, construida sobre el típico ritmo de danza cubana conocida como conga, en la que los bailadores forman largas filas tomados por la cintura, en un movimiento cadencioso caracterizado por un acento desplazado que se subraya con un golpe de cadera en el que se levanta ligeramente una pierna.
Márquez nació en el seno de una familia de músicos, pues su padre era mariachi y su abuelo tocaba música popular mexicana, se presentó a las pruebas de acceso al conservatorio pero curiosamente suspendió por dos veces. Siguiendo los pasos de sus ancestros se formó por su cuenta en las especialidades de piano y composición. En sus obras destaca la incursión de las distintas músicas tradicionales latinoamericanas.
José Francisco Mira Marín, Septiembre de 2015